martes, 13 de agosto de 2013

La nueva vida: nacer de nuevo (Introducción)

Hola a todos. Bueno, la vez pasada había anticipado que las próximas reflexiones probablemente estuvieran desconectadas entre sí, que probablemente por un tiempo no hubiera series. Pero me había olvidado de que es Dios el que decide esas cosas. Y en estos días sentí que tenía que compartir otra serie de reflexiones que hace tiempo me había propuesto a mí mismo. Algunas las había hecho, otras me quedaban pendientes, así que van a ser nuevas también para mí.

Todo empezó cuando me pregunté a mí mismo: ¿de qué se trata la nueva vida de la que habla la biblia? Esto empezó a llevarme a otras preguntas, sobre otros tantos temas, como el pecado, la santidad, el arrepentimiento, la entrega, en fin, muchos temas de los que seguramente escribí ya en este blog, pero desde una perspectiva conjunta que antes no había analizado nunca. Y bueno, esto me va a llevar algunas publicaciones, alrededor de 6, supongo. ¡Espero que sean de gran bendición para todos ustedes!

"Había entre los fariseos un dirigente de los judíos llamado Nicodemo. Éste fue de noche a visitar a Jesús.
-Rabí -le dijo-, sabemos que eres un maestro que ha venido de parte de Dios, porque nadie podría hacer las señales que tú haces si Dios no estuviera con él.

-De veras te aseguro que quien no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios -dijo Jesús."
(Juan 3:1-3)

"¿Dónde está el sabio? ¿Dónde el entendido? ¿Dónde el filósofo de esta época? ¿No ha convertido Dios en locura la sabiduría de este mundo? Ya que Dios, en su sabio designio, dispuso que el mundo no lo conociera mediante la sabiduría humana, tuvo a bien salvar, mediante la locura de la predicación, a los que creen."
(1 Corintios 1:20,21)

Bueno, pienso que los textos son muy claros, pero quiero compartirles lo que viene a mi mente al leerlos. No sé si se dieron cuenta, pero el mensaje que están dando estos pasajes es muy directo, y un poco incómodo. Hace un tiempo escuché una canción que, traducida, en un verso diría "guerreros valientes dentro de un cerco, entrega desmedida envuelta en sentido común". La canción se llama algo así como "en un punto medio".

¿Dónde estamos nosotros con respecto a Jesús? Más adelante voy a profundizar más sobre esta idea, pero creo que la clave de esto es que 1 Corintios ya nos anticipa que el mensaje de la cruz es una locura. Jesús mismo dice que no alcanza con ver las cosas que él hace o haya hecho para poder ver el reino de Dios, para poder ver a Dios, diría. Es más, es posible "ver" (y en algunos casos incluso sin comillas) a Dios en esta vida.

Pero sólo hay una manera: "nacer de nuevo". ¿Qué quiere decir esto? Nicodemo le pregunta esto a Jesús en el versículo siguiente al que yo cité. Y le dice "¿Acaso puede entrar por segunda vez en el vientre de su madre y volver a nacer?" (Juan 3:4). Pero lo que está tratando de decir Jesús es que para poder conocer a Dios, y recibir la enorme cantidad de bendiciones que él nos promete, es necesario hacer un salto de fe. No se trata solamente de ver las cosas que Dios hace. No se trata de ir a la iglesia, a la reunión de jóvenes, a los conciertos cristianos, o a otras actividades religiosas. No se trata de ayudar a los pobres. No se trata de portarse bien. No se trata de ser buena persona. ¿No es importante, todo esto? Sí, es importante, pero no es lo más importante. No es lo primero que hay que hacer. La primera diferencia está en otra parte.

Ahora, si pensamos en nuestras propias vidas, probablemente veamos que hay un montón de cosas que arrastramos de nuestro pasado y nos pesan, como errores, experiencias vividas, heridas, miedos, inseguridades, etc. Lo que Jesús nos está proponiendo acá es radical: ¡una vida nueva! Es decir, ¡la oportunidad de empezar de nuevo! Una especie de borrón y cuenta nueva. ¿Van a desaparecer esas cargas? ¿Va a cambiar nuestro pasado? No, pero va a perder el peso que tienen sobre nuestra vida. ¿Vamos a olvidarnos de las cosas que vivimos? No, pero vamos a ser sanados de las heridas que nos provocaron.

Pero tiene un precio. El precio es renunciar al sentido común como lo conocíamos hasta ahora. Porque Dios nos va a pedir que creamos cosas que escapan al sentido común. Jesús es perfecto. "¡Nadie es perfecto!", diría el sentido común. Jesús es hombre y Dios al mismo tiempo, las dos de manera completa. "Imposible, o es Dios, o es hombre, o es mitad y mitad", dice el sentido común. Jesús tenía el poder de salvarse de la cruz, pero eligió quedarse. "No tiene sentido, seguro no tenía el poder de hacerlo". Jesús pagó con su propia vida para que ninguno de nosotros tenga que volver a morir. Pudo hacerlo porque era Dios, fue válido porque era hombre y porque no había fallado en nada. "Ilógico, ¿cómo es que, mágicamente, por la muerte de uno se les perdonan las faltas a todos?". Jesús resucitó, volvió a la vida, y lo vieron muchos. "Esto sí que es demasiado. El que está muerto, está muerto, punto. ¡Los que lo vieron estaban locos!". Lo vieron cientos de personas. ¿Cientos de personas enloquecieron casi al mismo tiempo? "No sé, eso dice la biblia, puede ser una cosa agregada después".

En fin, podría seguir todo el día. Pero son sólo excusas para no creer el mensaje tal como está. No existe "creer un poco en Jesús". Creer en Jesús es necesariamente creer que él es Dios, y que su palabra es totalmente verdadera. Lo que dice que pasó, pasó. Lo que dice que es, es. Los creyentes a medias tienen que tomar una decisión. Esto no es algo que digo en teoría, esto lo sé por experiencia. Un día la vida me confrontó con un punto de quiebre: ¿me la juego por esto? ¿O hago de cuenta que es una linda historia que puede ayudarme? ¿Tan malo es usar el mensaje de la biblia solamente como un ejemplo para hacer las cosas bien? No, no es malo. Es insuficiente. Quiero decir, si hago esto, no voy a poder empezar de nuevo, como me promete Jesús. Porque él me dice: "Yo te aseguro que quien no nazca de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios" (Juan 3:5).

En fin, Dios quiere darnos la posibilidad de empezar de nuevo. Voy a escuchar muchos "sabios", "filósofos" y personas pensantes, todos muy inteligentes, que nos van a dar muchas alternativas. Pero el mensaje de la biblia es claro: no alcanza con pensar cómo. Hay una sola salida para esto. ¿Cuál es la salida? Jesús. Creer en Jesús, creer que la palabra de Dios es verdadera. Que es cierto que necesito a Jesús para ser perdonado, porque no tengo excusa por mis faltas. Que Jesús, siendo Dios, se hizo también humano, y murió para pagar por esas faltas y pagar el precio. Que Jesús resucitó y esto es lo que me da la posibilidad de volver a nacer.

Dios hace el resto. Si el que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios, el que nace de nuevo ve a Dios. Alguien me dijo una vez, al poco tiempo de vivir una experiencia intensa de encuentro con el Señor, "me siento como si me hubiera despertado de un sueño". Vivimos como en un sueño, como de un lado del telón. Pero cuando creemos en el mensaje de la cruz, el velo se corre. El telón se cae. "Cada vez que alguien se vuelve al Señor, el velo es quitado" (2 Corintios 3:16).

¿Cómo se hace esto? ¿Qué es volverse al Señor? Bueno, la biblia da cientos de respuestas al respecto, pero creo que entonces ahí hay una de las claves: leer la biblia puede ser el primer paso. Pero leerla buscando esa respuesta. Leerla buscando a Dios. Entonces otro primer paso puede ser, sino, hablar con Dios. No es difícil. Solo es concentrarnos en él, y decirle lo que sentimos que queremos decirle. No hay que usar palabras especiales, frases lindas. Sólo hablarle, pedirle que abra nuestros ojos. Esto es algo permanente, conviene hacerlo cada día al abrir su palabra. Y conviene abrir su palabra cada día, porque esto va a llevarnos a renovar nuestra vida permanentemente. Y otro punto importante para volverse al Señor es empezar a descartar lo que antes conocíamos como "sentido común", porque Dios quiere formar en nosotros un nuevo sentido común, mejorado, basado en su forma de considerar las cosas.

Tres cosas para tener en cuenta entonces, a lo largo de esta serie: la palabra de Dios es la sabiduría de la nueva vida. Necesito conocerla, ver qué promesas hay, ver qué regalos hay para mí en esta nueva vida. Para tener esa nueva vida, tengo que acercarme a Jesús: orar, que es básicamente hablar con él, pedirle esa nueva vida. Y tercero, si le pido esa nueva vida tengo que comprometerme con eso que le pido y animarme a parecer un poco "loco" con tal de tener eso que Jesús me ofrece, renunciar al sentido común que me enseñaron y atreverme a creer lo que, según ese sentido común, es "imposible". Creo que con estas tres cosas, ya es suficiente para que el cambio que se produce en nosotros sea mucho más grande de lo que imaginamos. ¿Asusta? Un poco. ¿Vale la pena? Sólo hay una forma de averiguarlo: ¡probando! Pero la gente anda diciendo por ahí que sí, que no hay comparación entre una vida "normal" y una vida con Jesús.

Que el Dios de la sabiduría nueva abra nuestros ojos y renueve nuestras vidas permanentemente, para que en todo momento podamos ver a Jesús y volvernos a él, continuamente, buscándolo de corazón y atreviéndonos a confiar en su palabra. ¡AMÉN!

Hasta que volvamos a encontrarnos.

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