jueves, 24 de octubre de 2013

La creación del mundo

Hola a todos. Después de un pequeño descanso, vuelvo a publicar. Estuvimos hablando de varias cosas relacionadas con la vida del ser humano, como la relación con Dios, la lucha diaria que atravesamos, la fe, la comunidad de fe, y otras cosas más. Pero quería proponer, ahora, una serie breve sobre los primeros momentos de la historia de la humanidad, detenerme en el principio de todo: la creación. Más allá de conocer el origen, de dónde venimos, y todo eso, que es muy importante, me di cuenta de que todo el proceso de la creación del mundo tiene muchísimo para enseñarnos. En definitiva, es la historia, que siempre nos habla del pasado, pero que si prestamos atención, nos habla mucho más sobre el presente.

Una de las cosas más significativas de reflexionar sobre la creación es que nos permite imaginar cómo era la vida antes de que existiera el pecado, cómo era la relación del hombre con Dios, para qué fueron creadas las cosas, en fin, me parece que es un tema al que como cristianos deberíamos volver con frecuencia. Si alguno está leyendo esto y no se considera cristiano, le doy la bienvenida y lo invito a recorrer esta aventura con nosotros igual, y a sorprenderse con los creyentes por todo lo que se puede llegar a descubrir en el relato de la creación.

En esta introducción quiero aclarar algunas cosas. El relato del Génesis es uno de los más cuestionados y analizados por personas ajenas a la iglesia: filósofos, historiadores, críticos literarios, y hasta científicos. Se suele pensar en términos de oposición fe-ciencia. Sin embargo, me parece que una cosa no descarta a la otra. El relato del Génesis no parece tanto ser descriptivo y detallado, sino conceptual. Cómo los científicos le dan forma, detalle, análisis y contenido al proceso de formación del mundo y del hombre, es otra cosa. Los dos relatos son perfectamente compatibles. Para mí, como creyente, la biblia tiene la última palabra, pero eso no significa que no esté de acuerdo con las teorías científicas que intentan explicar la forma en que este proceso se llevó a cabo.

En definitiva, da la impresión de que cuanto más atrás o adelante nos vamos en el tiempo, la biblia se vuelve menos específica, sobre todo si vemos lo que es el Génesis antes del diluvio, y lo que es el Apocalipsis, las dos partes más simbólicos dentro de toda la Escritura; a diferencia de los evangelios, que están en el centro de la biblia, y que son bien concretos y detallados.

Otra cosa que quiero recordarles, y que ya dije en algún momento, es que tenemos siempre la tendencia a creer que lo que vemos, lo descriptivo, la posibilidad de detallar, lo material y concreto, es lo que determina si algo es real, probable o verosímil. Pero lo que es realmente determinante es lo que no vemos, porque lo espiritual trasciende y organiza lo material. Si algo ocurre en el mundo de lo material, es porque algo ocurrió por detrás en el mundo de lo espiritual. Sea algo bueno, o sea algo malo. Si no están seguros de esto, hagan el ejercicio de repasar las cosas que vivieron en esta semana, y traten de dilucidar si no hay algo más profundo e invisible a los ojos que causó esas cosas, o que influyó en cómo lo vivieron, o en el impacto que tuvo en cada persona involucrada. Si lo analizan en profundidad y son sinceros, yo creo que no podrían dudar de esto. Todo, en definitiva, en última instancia, es espiritual.

Por eso, el "sentido común" que nos enseñan desde chicos, como ya dije hace poco, no nos sirve para entender cómo realmente funciona el mundo. Justamente porque se basa en la experiencia material, en lo que vivimos en el cuerpo, o en la relación humanamente lógica entre las cosas: causa y efecto. Si el mundo realmente funcionara en base a lo que se puede medir, hace tiempo que habríamos podido explicar todo lo que el ser humano vive en esta vida. Sin embargo, hoy en día seguimos buscando esas explicaciones, por algo existe la filosofía, la sociología, la psicología y tantas otras disciplinas.

Parece que se me fue la mano con las aclaraciones, pero me parece que es importante para que entendamos lo que estamos por analizar. La biblia es la palabra de Dios. Si le creo, le creo, entienda o no a qué se refiere. Por supuesto, es importante hacerse preguntas, porque eso nos ayuda a comprender mejor la vida que vivimos y también nos acerca más a Dios. Pero en última instancia, todo es una cuestión de fe: se trata de creer que la explicación bíblica tiene o no tiene sentido, independientemente si también le creo a la versión científica (que también es una cuestión de fe, fe en los instrumentos de medición, fe en las teorías, fe en las demostraciones).

La fe viene antes de conocer lo que dice uno u otro relato. Me acerco al relato con actitud de confianza o desconfianza. Si voy a la biblia con actitud de desconfianza, probablemente el relato no tenga sentido. Si voy a la ciencia con actitud de confianza, obviamente va a tener sentido lo que me diga. Lo mismo pasa al revés. Y las dos cosas pueden ser compatibles, si confío en las dos. Pero en lo personal, lo que más vale es lo que diga la biblia, porque confío más en la biblia que en el conocimiento humano. Así que si en algún punto la biblia y la ciencia se contradicen, yo opto por creerle a la biblia.

Lo que propongo en esta publicación es que se animen, creyentes y, si alguno está leyendo esto, no creyentes, a acercarse con una actitud de confianza. No hay otra forma de comprobar que lo que dice la biblia es cierto. Si confío, Dios se encarga de que viva cosas que me lo confirmen, pero siempre viene después de la fe. Esto no es casual. Alguno podría decir "qué conveniente". Claro, si creo, después voy a considerar que todo es cierto, y voy a explicarme mi vida a través de la biblia. Yo pensaba lo mismo, incluso lo pensé siendo creyente. Me acercaba a la palabra con cierto recelo, sin darme cuenta, por pensar esto. Pero me olvidaba de un detalle: Dios es un Dios vivo, que actúa en serio. Cuando me animé a confiar, empecé a ver esto. Empecé a ver el verdadero resultado, especialmente cuando las cosas que vivía me sorprendían, y cuando venían antes de conocer lo que la biblia decía al respecto.

Por último, me queda decir que hay muchas cosas de la perspectiva bíblica que jamás vamos a poder explicarnos, porque tienen que ver con la naturaleza y la mente de Dios, que son muy superiores a las nuestras, y por lo tanto inaccesibles para nuestra estructura mental, al menos tal y como ella está en este "momento", es decir, desde la caída. A medida que crece nuestra fe, crece nuestro conocimiento y nuestra comprensión de Dios, pero supongo que ciertas cosas simplemente se nos escapan, como el concepto de la "eternidad", que podemos entenderlo pero sólo vagamente. Una de esas cosas es el origen de Dios. ¿Siempre estuvo ahí? ¿De dónde vino? ¿Hubo un tiempo sin Dios? Otra cosa, ¿por qué motivo creó Dios todo? ¿Para qué? ¿Por qué dejó que las cosas se dieran de la forma que se dieron?

Creo que la mayoría de estas preguntas, y otras que ustedes podrían pensar, sólo pueden responderse parcialmente. Pero tampoco hacen a lo que es nuestra vida práctica, y pienso que por eso la biblia no explica estas cosas. El propósito de la biblia, de toda la revelación de Dios, es llevar al ser humano a acercarse a Dios, y para eso sólo era necesario entender la necesidad que tenemos de Cristo. Toda la biblia, si nos fijamos, conduce a Cristo. La biblia misma lo establece: "la ley vino a ser nuestro guía encargado de conducirnos a Cristo para que fuéramos justificados por la fe" (Gálatas 3:24), y "desde tu niñez conoces las Sagradas Escrituras, que pueden darte la sabiduría necesaria para la salvación mediante la fe en Cristo Jesús" (2 Timoteo 3:15).

De hecho, Cristo es la palabra de Dios, convertida en cuerpo. Él es la palabra viva, y si nos fijamos en el relato del Génesis, todo lo que fue creado por Dios fue hecho a través de la palabra. Dios decía algo, y esto empezaba a existir. Juan confirma esto: "en el principio ya existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba con Dios en el principio. Por medio de él todas las cosas fueron creadas; sin él, nada de lo creado llegó a existir" (Juan 1:1-3). Todas las cosas existen por medio de Cristo, e incluso para Cristo. La biblia es clara también sobre ésto: "Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación, porque por medio de él fueron creadas todas las cosas en el cielo y en la tierra, visibles e invisibles, sean tronos, poderes, principados o autoridades: todo ha sido creado por medio de él y para él" (Colosenses 1:15-16).

La biblia va todavía más lejos: Dios "nos hizo conocer", a través de esta revelación que es su palabra, "el misterio de su voluntad conforme al buen propósito que de antemano estableció en Cristo, para llevarlo a cabo cuando se cumpliera el tiempo: reunir en él todas las cosas, tanto las del cielo como las de la tierra" (Efesios 1:9-10). Todas las cosas. Podríamos pensar que Cristo es casi la razón y el propósito de toda la creación, y también el centro de la Escritura. Por eso hay cosas que no están explicadas. Sólo está explicado aquello que de alguna forma apunta a Jesús o a este propósito de reunir en él todas las cosas.

Por eso el relato de la creación. Las cosas fueron creadas por y para Cristo. Tenemos que conocer cuáles son esas cosas. Lo interesante es que el versículo 1, de toda la Escritura, dice que "Dios, en el principio, creó los cielos y la tierra". O sea que en el principio, Dios ya estaba. O sea que él existe desde antes del principio de este mundo. Con eso alcanza, me parece. Nos habla de que él es el principio de todo, y él es el fin. Él es el que da sentido a todo. Para aquellos que lo conocen, ¿no les pasó que todas las cosas de su vida, lentamente, van teniendo más y más sentido a medida que se acercan más a él? Yo, personalmente, empecé a entender más mi pasado y mi presente desde que le abrí mi vida a Jesús. Incluso en cosas que no me había preguntado antes. Y el pasaje de Juan da a entender que Jesús también: "él estaba con Dios en el principio". Es lógico, porque Jesús es Dios, es un aspecto de Dios, su costado visible, diríamos.

Bueno, espero que haya servido todo esto para reflexionar en la importancia de conocer qué dice la biblia sobre el principio de los tiempos, adónde apunta el relato, y qué tiene para aportarnos. Tenemos que leerlo y analizarlo en esa clave: sirve para explicarnos en profundidad el sentido de todo lo que existe. En definitiva, Dios es eterno, y para él, el tiempo no existe. ¿No será que para él todo pasa "al mismo tiempo", por así decirlo? Todo: creación, la historia, la salvación del ser humano, el pecado y el perdón, la muerte y la vida. Tal vez todo forma parte del mismo proceso de la creación. Sólo que nosotros lo vivimos con muchísimo detalle porque formamos parte del proceso. Formamos parte del tiempo. Igual, otra de las cosas que pasan cuando nos acercamos a Dios y lo recibimos, es que empezamos a tener mayor dimensión de la eternidad, a experimentar, al menos en pensamiento y en sentimiento, el "salirnos" del tiempo, y empezamos a poder ver un poquito más desde arriba las cosas. Hay enormes limitaciones a esto, por supuesto, porque seguimos siendo humanos, pero como Dios es eterno, recibirlo adentro de nosotros mismos, en nuestra propia vida, nos hace un poco más eternos.

Espero que haya sido de bendición esta reflexión, y espero lo mismo de la serie que voy a empezar a publicar. Es mi oración que todos los que la lean puedan descubrir qué es lo que Dios les dice a través de ella, filtrar aquellas cosas que vienen de mi propia reflexión, y así conocer un poco más a Dios. Mi consejo es que se atrevan a creer en serio, que se entreguen de lleno a la confianza, que tal vez ya tengan o tal vez todavía no, en la palabra de Dios, y que se animen a descubrir las "locuras" que Dios nos propone que creamos, porque "la locura de Dios es más sabia que la sabiduría humana" (1 Corintios 1:25).

Que el Dios que está desde antes del principio, el Primero y el Último, renueve nuestro entendimiento y abra nuestros ojos para que cada vez podamos ver un poco más desde arriba y desde afuera, y vivir una vida más y más eterna, no solamente en la duración, sino sobre todo en la experiencia. ¡AMÉN!

Hasta que volvamos a encontrarnos.

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