viernes, 7 de febrero de 2014

La creación - Día 6: los seres vivientes de la tierra

Hola a todos. Nos estamos acercando al final de esta serie sobre la creación, que al menos a mí me enseñó mucho, creo que pude pensar y descubrir cosas que no había pensado nunca. De todas maneras, ya haré un breve balance en la última publicación. Recuerden siempre que más importante que lo que yo diga en esta reflexión, es lo que el pasaje bíblico le diga a cada uno. Pídanle a Dios que los ayude a entender el texto, a escuchar su voz hablando a través de su palabra viva, y se van a sorprender.

"Y dijo Dios: «¡Que produzca la tierra seres vivientes: animales domésticos, animales salvajes, y reptiles, según su especie!» Y sucedió así. Dios hizo los animales domésticos, los animales salvajes, y todos los reptiles, según su especie. Y Dios consideró que esto era bueno, y dijo: «Hagamos al ser humano a nuestra imagen y semejanza. Que tenga dominio sobre los peces del mar, y sobre las aves del cielo; sobre los animales domésticos, sobre los animales salvajes, y sobre todos los reptiles que se arrastran por el suelo.» Y Dios creó al ser humano a su imagen; lo creó a imagen de Dios. Hombre y mujer los creó, y los bendijo con estas palabras: «Sean fructíferos y multiplíquense; llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar y a las aves del cielo, y a todos los reptiles que se arrastran por el suelo.»
También les dijo: «Yo les doy de la tierra todas las plantas que producen semilla y todos los árboles que dan fruto con semilla; todo esto les servirá de alimento. Y doy la hierba verde como alimento a todas las fieras de la tierra, a todas las aves del cielo y a todos los seres vivientes que se arrastran por la tierra.» Y así sucedió. Dios miró todo lo que había hecho, y consideró que era muy bueno. Y vino la noche, y llegó la mañana: ése fue el sexto día."
Génesis 1:24-31

Evidentemente, el sexto día es el más largo en el relato del Génesis. Por eso, al hacer mi propia reflexión al respecto, lo dividí en dos partes, una para el reino animal en su conjunto, y otra para el ser humano específicamente. En realidad, Dios creó a los animales casi al mismo tiempo que a los seres humanos, o podríamos decir, en la misma fase. De alguna forma, esto nos acerca con ellos. Incluso más: creó a los animales a partir de la tierra, igual que a nosotros, como vamos a ver la próxima vez.

¿Para qué creó a los animales? Esa es una gran pregunta que siempre me hice. Es decir, me encantan los animales, pero nunca terminé de entender bien el propósito de su creación. Tal vez simplemente para amarlos, el motivo por el cual podemos pensar que nos hizo también a nosotros. Génesis 2:18, justo antes de crear a los animales, Dios dice: "«No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada»", y entonces crea a los animales. Esto tal vez genera más preguntas que respuestas, sobre todo en cuanto al orden de la creación, pero creo que nos da una pauta de para qué pudo haber creado Dios a los animales: para hacerle compañía.

El punto es que nosotros, seres humanos, somos en cierta forma como los animales. De hecho, si prestamos atención a la biología, podemos decir que somos animales. Sin embargo, Dios puso al ser humano por encima, coronando, al resto de la creación, como el máximo animal, con la característica especial de ser semejantes a Dios. Esto es complejo, creo yo, y abarca muchas cosas.

Respecto de esto, hay algo muy interesante: nos creó hombre y mujer. También, uno podría preguntarse para qué. Seguramente tiene que ver con cumplir el mandato de llenar la tierra y someterla, que en otra versión aparece como "señorearla", y los diferentes roles que cada uno iba a tener. El punto es que entonces, Dios es ambas cosas, tanto hombre como mujer. En él están, digamos, las dos naturalezas, porque nos creó a su imagen, hombre y mujer. Por eso después volvemos a juntarnos, hombres y mujeres, a lo largo de nuestra vida, para poder completar la imagen de Dios.

Esto es muy importante, me parece. Más allá de lo que se diga, desde el principio Dios nos hizo equivalentes. Nos dio papeles distintos, sí, pero a sus ojos somos exactamente igual de importantes, hombres y mujeres. En fin, los seres humanos somos, en definitiva, algo así como los "virreyes" de Dios. Él es quien gobierna sobre la creación, pero nosotros somos sus colaboradores para administrarla, para desarrollarla aún más. Los animales, entonces, podríamos pensar que fueron creados para trabajar estrechamente con nosotros en eso, aunque no tengan conciencia al respecto.

Creo que todo este tema podría despertar muchas preguntas y dudas, y creo que eso es algo muy sano. Si se animan, pueden compartir cuáles son sus dudas al respecto en los comentarios. No necesariamente voy a saber responderlas, simplemente lo digo para poder enriquecer incluso más este tema, porque me parece que las dudas hacen básicamente eso, enriquecer. Personalmente, una cuestión que a mí me da vueltas en la cabeza es esta: Dios no dice nada, en ningún momento, de que el ser humano pueda comer a otros animales. Tampoco dice que algunos animales coman a otros. En el relato del Génesis, todos los seres vivientes se alimentan de la vegetación. ¿Será que la transformación en carnívoros es producto de la caída? (No soy vegetariano, lo aclaro por las dudas, pero no sé, me llamó la atención ese hecho).

Entonces, para redondear este tema, a partir de la tierra Dios creó tanto a los animales como a los seres humanos. Aunque nos haya puesto por encima de todo, se encargó de ese detalle de que fuéramos parte de un género más grande, el animal, tal vez para que seamos humildes, y entendamos que la tierra no es nuestra, sigue siendo de Dios. Sólo somos administradores. Sería muy interesante además pensar, ¿qué nos dice todo esto sobre Dios en sí mismo? ¿Qué nos revela sobre él este proceso de creación de los animales y el ser humano? A mí, esa pregunta todavía me queda un poco abierta.

Lo importante es, en definitiva, y a este punto quería llegar, que tanto a los humanos como al resto de los animales, nos hizo con un propósito. A toda la creación la hizo con un propósito. Y esto es fundamental. La próxima reflexión va a tener que ver con esto, pero lo que quiero destacar acá es que todo, absolutamente todo lo que Dios hace, lo hace con un propósito. A veces creemos que ciertas cosas en nuestra vida pasaron por casualidad, porque se dieron así. Puede que Dios no las haya, literalmente, enviado sobre nosotros (ese es otro tema espinoso para otro momento), pero sí hay muchas cosas que permite que pasen o que atravesemos, y eso también tiene un propósito. Dios no deja nada librado al azar, ni lo más mínimo de todo, ni siquiera la posición en la que cada hoja cae en el otoño.

Y lo interesante es que se alegra del resultado. Dios dice que es "muy bueno", al ver todo ya terminado. Honra su propia obra, reconociendo su valor. Creo que todo esto nos enseña algo muy importante. Cuando hagamos algo, lo que quiera que sea, es conveniente hacerlo con un propósito. Los propósitos pueden ser muy variados, pero la biblia nos da un fin último por el cual deberíamos orientar todas las acciones de nuestra vida: "En conclusión, ya sea que coman o beban o hagan cualquier otra cosa, háganlo todo para la gloria de Dios" (1 Corintios 10:31), es decir, para resaltar al Señor y a sus cualidades. Creo que ese es el propósito definitivo de nuestra existencia. No por nada, Dios nos hizo a su imagen y semejanza. Nuestra naturaleza consiste en reflejarlo a él.

Cuando abrimos las puertas de nuestra vida a Dios, él nos da un nuevo sentido, una nueva dirección para caminar. Nos equipa, en definitiva, con una especie de brújula. ¿Cómo sabemos si estamos reflejando a Dios? Bueno, tenemos varios indicadores. Por un lado, nuestra propia conciencia, que nos hace un poco de ruido cuando hacemos algo que no se corresponde con cómo es Dios, y también nos transmite una satisfacción profunda cuando estamos reflejándolo a él. Por otro lado, tenemos una poderosa herramienta, la palabra de Dios, con la cual podemos confrontar nuestra propia vida para ver cómo deberían ser nuestras vidas, y tratar de ajustarnos a eso.

Es importante, en cuanto a este punto, no tratar de forzar la imagen de Dios. ¿Qué quiero decir? Bueno, la creación es realmente un proceso hermoso, y la obra de Dios es maravillosa, pero recordemos que sufrimos un gran traspié, que conocemos como la "caída", y que deformó esa imagen de Dios en nosotros, junto con otros aspectos de la creación. El mundo no es como debería ser, y nosotros tampoco. No nos engañemos a nosotros mismos, confundiendo lo que deberíamos ser con lo que realmente somos, porque si lo hacemos estaríamos limitando nuestro propio crecimiento.

No quiero decir que no tratemos de obedecer en todo siempre que podamos, pero no para que parezca que somos buenos, porque no lo somos. Ninguno de nosotros, por más "buenas personas" que seamos, podemos ser totalmente buenos. En vez de eso, tratemos de obedecer por amor a Dios, para que él se alegre, y para que ese cambio de hábitos vaya moldeándonos a su imagen otra vez, siempre entendiendo que lo que realmente nos habilita a recuperar su imagen es tener una relación personal con él a través de Jesús. Creo que tratar de ser forzadamente de una manera que todavía no somos, es una pérdida de tiempo. Si creemos que deberíamos ser de una determinada forma, trabajémoslo, pero aceptemos que todavía nos falta. Hagamos todo lo que podamos, pero reconozcamos que aún no hemos llegado. Aceptémonos con nuestros aciertos y con nuestros desaciertos. No somos valiosos por ser buenas personas, sino que somos valiosos porque Dios mismo nos creó. Eso debería alcanzar para saber que, aunque nos equivoquemos, seguimos siendo igual de valiosos. Y sobre todo, seguimos teniendo un propósito. Pero ya voy a volver sobre este tema la próxima vez.

Que el Dios creador, que nos hizo a su propia imagen y semejanza, y nos dio un propósito para existir, que en última instancia es reflejar su propia gloria, trabaje en nosotros para que con humildad y sinceridad, podamos acercarnos a él y recuperar más y más esa imagen perdida de él. ¡AMÉN!

Hasta que volvamos a encontrarnos.

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