viernes, 22 de junio de 2012

Dichosos 2 - Los que lloran

Mateo 5:4

Hola a todos. La vez pasada publiqué una introducción a esta serie de reflexiones sobre las bienaventuranzas, y hablaba sobre lo que implica pertenecer al reino de los cielos. Vuelvo un poco sobre esto para recordar que se trata ni más ni menos que de una pequeña porción de paraíso metida adentro de cada uno de nosotros. Es como vivir en un cielo en pequeña escala, disfrutando de esa misma alegría, de esa misma bendición. De hecho, había mencionado que la expresión "bienaventurados" aparece en algunas versiones como "Dios bendice a".

En esta reflexión nos toca hablar sobre la segunda de las bienaventuranzas. El pasaje dice "Dichosos los que lloran, porque serán consolados". Creo que este pasaje esconde un secreto impresionante. Cuando hice esta reflexión me paré a pensar en la frase "porque serán consolados". Y de repente, pensé en esto: nadie es consolado si no sufre. Parece obvio, pero esconde también un tesoro muy grande.

Ser consolado podría parecer una actitud simplemente de compasión. De hecho, el consuelo que uno de nosotros puede brindarle por ejemplo a un amigo, es un acto de compasión. Pero hay una diferencia fundamental entre nuestro consuelo y el que brinda Dios, una diferencia evidente pero que por ser tan visible puede pasar desapercibida su importancia: Dios es el que nos crea y nos transforma cada vez más hacia una versión mejorada de nosotros mismos. ¡Es ni más ni menos que el creador del universo!

Esto, no nos habla nada más de quién es Dios, sino de lo que implica su intervención adentro de nosotros. Que Dios nos consuele es más que simplemente volver a estar bien. Es pasar a estar mejor que antes. Dios no solamente nos devuelve el buen ánimo después del sufrimiento, sino que, de varias maneras, nos lleva más lejos que donde estábamos antes de pasar por ese sufrimiento. ¡Ser consolados por el Dios del universo es una bendición en sí mismo!

Pero es importante ver que dice el pasaje "Dichosos los que LLORAN". Creo que, como todo en la Palabra de Dios, esto hay que entenderlo más adentro que la palabra misma. Llorar implica reconocer mi sufrimiento, mi situación. Generalmente, cuando pensamos que llorar es malo, lo que hacemos es esquivar nuestra situación para que no nos haga llorar, para que no nos haga mal.

Pienso que esto es un error. Llorar no es signo de debilidad, sino de valentía. Si llorar implica reconocer mi sufrimiento, o sea, enfrentar mi situación, es un acto de valentía. A veces puedo reconocer mi sufrimiento y no llorar, y es perfectamente válido. Creo que lo que este pasaje nos está diciendo es algo así: a los que se animan a reconocer y enfrentar su sufrimiento, sea por una situación externa o por una interna, Dios los bendice, porque al consolarlos los lleva a un estado de bienestar mayor que el que esa persona tenía antes. Pero aquél que no se anima a hacerlo, no admite que necesita ser consolado, y por lo tanto no recibe consuelo, y entonces se queda en su situación, sin poder seguir creciendo mientras no acepte su situación.

Esto puede pasar cuando pasa algo afuera de mí, como cuando alguien que quiero mucho me lastima, o cuando algo no me gusta de mí mismo. Yo puedo aceptar que, aunque no me guste, eso está ahí, o no hacerlo. Si no lo aceptó, lo escondo y por lo tanto queda ahí, en su lugar. Si lo acepto, sufro, pero al ser consolado por Dios recibo la bendición de crecer y estar incluso mejor que antes.

En fin, espero que esta reflexión les sea de bendición. En lo personal, cuando la hice me ayudó a entender que por debajo del sufrimiento o del llanto que pueda haber en mi vida, estoy bien. Como si a pesar del dolor, por debajo de él estuviera feliz. Es una sensación rara y difícil de explicar, pero real. Y creo que eso es lo que importa.

Que el Dios de toda consolación los llene de valentía para que cada uno pueda aceptar su situación aunque eso le haga llorar, para que el consuelo de Dios los lleve mucho más adelante que donde estaban antes. ¡AMÉN!

Hasta que volvamos a encontrarnos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Querés compartir tus propias reflexiones sobre el tema?