jueves, 28 de marzo de 2013

Jueves Santo - Arresto

Hola a todos. Después de un breve descanso desde la serie sobre la lucha espiritual, aprovechando la fecha en la que estamos, se me ocurrió publicar una serie de reflexiones breves sobre los días de la llamada Semana Santa, es decir los días de la muerte y resurrección de Jesús. Por motivos de tiempo no pude empezar ayer, aunque tenía la idea de hacerlo con la entrada del Señor en Jerusalén. Así que empiezo hoy con el arresto.

Texto: Mateo 26:17-75

Creo que identifico al menos seis momentos en el arresto de Jesús. En primer lugar, la celebración de la cena de Pascua. Hay dos elementos importantes que quiero destacar de ese momento. En primer lugar, aún sabiendo que Judas iba a traicionarlo, no lo dijo abiertamente, y creo que podríamos pensar en que no quería generar discordia entre sus discípulos, o desconfianza, pero además podríamos pensar en que ya lo había perdonado en su corazón. No quería causarle problemas. Por otro lado hay en el pasaje dos símbolos importantes: el pan, que representa al cuerpo de Cristo, y el vino, que representa la sangre de Cristo.

El pan es un alimento básico, y lo era aún más para el pueblo judío. Por otro lado, el cuerpo de Cristo es en definitiva la iglesia. ¿No será que lo que Jesús estaba tratando de mostrarnos es que la iglesia como tal, es decir, el congregarnos, el unirnos, el amarnos, es un alimento esencial para mantenernos unidos a Cristo?

En cuanto a la sangre, es lo que sella el nuevo pacto. Es lo que nos proporciona el perdón para nuestro pecado, la que lava nuestra desobediencia. Hebreos lo expresa claramente: "Sin derramamiento de sangre no hay perdón" (
Hebreos 9:22). La sangre es además la vida, los hebreos lo consideraban así. Se necesitaba el costo de una vida para pagar por el pecado, y Cristo representa en su muerte a toda la humanidad, la versión corregida de Adán. "Así como por la desobediencia de uno solo muchos fueron constituidos pecadores, también por la obediencia de uno solo muchos serán constituidos justos" (Romanos 5:19).

El segundo momento es el abandono de los discípulos, que por otra parte Jesús mismo anuncia, aunque sus discípulos no lo creen posible. A veces pensamos que no vamos a apartarnos del Señor, y sin embargo lo que realmente cuenta es que volvamos a él después de habernos desviado. Creo que ambas cosas son muy importantes. Que pensemos que no vamos a desviarnos significa que no queremos hacerlo, y eso es lo que Dios espera de nosotros. Pero que sepamos que siempre podemos volver, también es muy importante. Por otra parte, cuando Pedro dice que moriría antes que dejarlo, no está diciendo algo que no vaya a ser cierto, sólo que va a cumplir su palabra recién después de la resurrección. De hecho, esto completa el cuadro que Jesús da durante la cena: no hay cristianismo sin el pan, que es la vida, y el vino, que es la muerte, pero tampoco sin resurrección. Jesús veía la resurrección en el momento previo a su muerte. Las tres cosas son una sola.

El tercer momento es la oración en Getsemaní. Es interesante que en ese momento se aparta con sus discípulos más cercanos: Pedro, Jacobo y Juan. Les cuenta su pesar, y les pide que lo acompañen en su dolor. ¿Hacemos esto entre nosotros? Pienso que está en el centro del mensaje de Jesús, no sólo el acompañar a otros, sino el abrirse y contar nuestras cargas, y pedir ayuda. Después de todo nos enseña eso con respecto al Padre: entender que necesitamos su ayuda y su salvación. Por otra parte, no sólo lo contó y pidió ayuda, sino que además se inclinó ante el Padre y se entregó a su voluntad. Creo que son las tres herramientas sin las cuales es imposible vencer a nuestras circunstancias difíciles.

El cuarto momento es la captura. De esta parte me impresiona que vinieran con armas y palos a capturar a Jesús. Al Señor mismo le impresionó, de hecho. Sin embargo, Jesús le da un mensaje claro y contundente a Pedro: no opongas resistencia, esto tiene que ocurrir. Le dice en definitiva que aunque se resista a que pase, va a terminar pasando igual, pero va a ser peor para ellos. Finalmente, tal como Jesús había anunciado, los discípulos se dispersan, lo abandonan, y además en el momento más crítico.

El quinto momento es el juicio ante el Consejo. Las autoridades religiosas judías querían matarlo desde hacía tiempo, pero no hallaban motivos concretos. Intentan con testigos falsos, pero no funciona. Al final, toman las declaraciones de Cristo, interpretándolas de alguna manera conveniente, y le preguntan si es el Cristo. Lo interesante es que nadie había mencionado eso en esa reunión, sino que ellos mismos lo trajeron a cuento. ¿No será que en el fondo tenían miedo de que fuera cierto? Jesús entonces aprovecha para anunciar su ascenso y su regreso, y lo condenan por blasfemia. Una blasfemia por otra parte inexistente. También es llamativo que, aún si habría podido defenderse basándose en las Escrituras, no lo hizo. Evidentemente sabía que no tenía sentido. Ellos no estaban discutiendo por motivos doctrinales, sino por motivos de poder terrenal. No había nada que hacer contra esa obstinación.

Finalmente, hay un sexto momento. Pedro estaba ahí presente, dice el texto que "para ver en qué terminaba aquello" (26:58). Pero al final ni siquiera pudo hacer eso, porque empezaron a hacerle preguntas acerca de su conexión con Jesús. Preguntas a las que respondió negando tal conexión, como Jesús mismo le había anunciado. No tuvo el valor de exponerse a las consecuencias de afirmar ser su discípulo. ¿Y no nos pasa más de una vez? Es interesante que hasta el más cercano de los discípulos terminó abandonándolo. Simón, el que Jesús mismo había llamado Pedro porque sería la base sobre la que edificaría la comunidad del nuevo pacto. Hasta él lo abandonó. ¿Cuántas veces pensamos que, por estar muy cerca de Jesús, no podemos ya negarlo ante los demás? ¿O defraudarlo, o fallarle?

Lo interesante es que Jesús sabía todo esto, y nunca se los reprochó a sus discípulos, e incluso se los advirtió, para que cuando eso ocurriera, supieran que él igual, a pesar de eso, todavía los amaba. Es importante que tengamos presente esto. El mensaje del arresto es esta triple enseñanza: el amor incondicional, la aceptación incondicional de la voluntad de Dios, y la unidad profunda entre la vida, la muerte y la resurrección de Cristo.

Que el Señor los acompañe en este día mientras reflexionan acerca de la víspera de la muerte de Jesús, y consideran el impacto y la importancia que esto puede tener en sus vidas y en las vidas de todos los que los rodean. ¡AMÉN!

Hasta mañana, si Dios lo quiere así.

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